Si bien su etimología se remonta al término latino lauretum, acuñado por la proliferación de laureles en la zona, la historia y tradición de Lloret tienen más que ver con el mar que con la tierra; de ahí que, con el tiempo, este municipio adoptara el apellido «de Mar». En este post os contamos algunos detalles sobre la cultura marinera de este pueblo de la Costa Brava catalana.
Situado entre Blanes y Tossa de Mar, Lloret es un municipio costero principalmente conocido por su vida nocturna y estival. Sin embargo se trata de un lugar con mucho más que ofrecer al visitante: kilómetros de costa, pasado modernista y gastronomía mediterránea. Estas tres características lo convierten en un lugar ideal para una escapada.
Aguas premiadas con la distinción de Bandera Azul
La playa de Santa Cristina y la cala Treumal, la cala Sa Boadella, la playa de Fenals, la playa de Lloret y la playa Cala Canyelles: todas ellas reciben el reconocimiento de Bandera Azul. Un entorno perfecto para bañistas y paseantes del Camí de Ronda, la senda que conecta pueblos y calas de la Costa Brava.
En Lloret, las calas vírgenes y el paisaje típico de la zona desempeñan un bonito escenario para cualquier estación del año. Pino mediterráneo, arena rocosa y el azul del mar: esta triada lleva atrayendo visitantes durante años, y nunca deja indiferente.
Pero más allá del senderismo y el Camí de Ronda, las playas de Lloret son protagonistas de muchas otras actividades deportivas. Durante la festividad de Santa Cristina, el 24 de julio, el municipio celebra su anual regata de llaguts, una competición tradicional de remo por equipos. De entre todas las experiencias que ofrece la localidad, el deporte al aire libre es, sin duda, una de las predominantes: ciclismo, triatlón, running o vela, son sólo algunas de las posibles ocupaciones para disfrutar del clima y el paisaje de la zona.
Herencia modernista e indiana
Además de su oferta de actividades al aire libre, en Lloret se puede visitar el Museu del Mar, dedicado a la tradición y cultura marítimas. El espacio es el punto de acceso al MOLL (Museo Abierto de Lloret), y alberga una excepcional colección de maquetas navales, además de una amplia variedad de objetos y materiales relacionados con el mundo de la vela. Por otro lado, el lugar conecta directamente con el pasado indiano de la zona: el museo se circunscribe a Can Garriga, una de las más emblemáticas casas indianas de Lloret, junto a Can Font.
Lloret guarda también una fuerte relación con el estilo modernista catalán, principalmente representado en el cementerio que diseñara Josep Puig i Cadafalch, discípulo de Antoni Gaudí. La historia del lugar se remonta al siglo XVI y a la parroquia de Sant Romà. Sin embargo, su transformación al nuevo cementerio fue promovida a finales del siglo XIX, de nuevo por la población enriquecida de la zona: en su mayoría, familias indianas vinculadas al comercio de ultramar que habían regresado a Cataluña.
El cementerio atesora auténticas obras de arte modernista, y en su distribución se pueden leer a la perfección las reminiscencias de la urbe decimonónica. Entre sus imágenes más importantes, destacan también obras de Bonaventura Conill Montobbio, otro gran representante del modernismo catalán.
Gastronomía y Pesca: Un recorrido histórico
Finalmente, si algo caracteriza a la cultura mediterránea, es su gastronomía: nutritiva y variada, esta dieta se ha enaltecido durante años como ejemplo del buen hacer en cocina. Lloret, con su larga tradición pesquera, homenajea a la comida con una gran oferta en restauración, causa que le granjea buena parte de su turismo.
La ciudad honra también a las mujeres de los marineros, aquellas que mantuvieron Lloret en marcha durante las largas estancias en que sus maridos se ausentaban para pescar. Lo hace a través del monumento Dona Marinera, también conocido como Venus de Lloret, una obra en bronce del artista Ernest Maragall Noble (1903-1991). Esta estatua, proyectada en 1966, es un homenaje al sacrificio de las familias que vivían del mar, y en especial a las amas de casa que sacaron adelante, prácticamente solas, trabajo y familia. Además, en torno a la creación de Maragall circula una promesa de buena suerte: quien contemple el horizonte al igual que la estatua, y toque al mismo tiempo su pie derecho, verá cumplidos los deseos que exprese en ese momento